¿Qué es el “Efecto Pigmalión?
Sin duda, las relaciones personales que entablamos en edades tempranas nos marcan para siempre; por ejemplo, amigos y profesores, y son en estas últimas donde me gustaría detenerme.
El efecto “Pigmalión” es la creencia que tiene una persona de que puede influir en el rendimiento de otra, existiendo de esta forma una relación directa entre las expectativas que hay sobre un sujeto y el rendimiento que se obtiene de éste.
Podemos caer en la tentación al pensar que siempre este tipo de efecto será positivo para nosotros; verbigracia, un docente cercano y abierto, justo e imparcial que nos ayude a lograr nuestros objetivos y que nos aplauda al conseguir los pequeños logros del día a día. Sí, existen estas personas que, como ángeles de la guarda, aparecen en nuestras vidas y nos ayudan a realizarnos.
Pero, como muchos aspectos de la vida, esta versión idealizada del efecto “Pigmalión” tiene un lado oscuro y negativo. El reverso de esta visión positiva nos puede llevar al fracaso, tanto en lo personal como en lo académico. No es lógico pensar que esto nos pueda suceder, pero la realidad, por dura que sea, hay que aceptarla y superarla, aunque no en pocas ocasiones se produce el fracaso.
Llegados a este punto, quisiera daros a conocer mi experiencia personal al respecto. Yo sufrí un “Pigmalión negativo” en el colegio, no quizás debido a uno o varios profesores en concreto sino, tal vez, por un sistema educativo anticuado y elitista, dónde se premiaba al alumno que más avanzaba en los estudios y, al mismo tiempo caían en el olvido de los más retrasados, sin analizar ni el porqué ni las razones del fracaso. Mis expectativas de futuro eran escasas, e incluso llegué a comentar a mis padres que ni quería, ni servía, para continuar con mis estudios y que nunca podría llegar a realizar una carrera universitaria. Por fortuna eso nunca llegó a suceder y ya sólo forma parte de mi pasado, pero nunca de mi olvido.
Como conclusión, deciros que la confianza que muestren en nosotros es fundamental, pero también la que mantengamos en nosotros mismos para conseguir las metas que nos propongamos que, en todo caso, siempre deben ser reales y estar bajo nuestro control. Hacer que otras personas consigan sus objetivos y retos siempre nos hará crecer como personas y como docentes.
D. Alfonso Padilla Garrido, profesor de ESYDE Huelva (artículo de opinión)