En la actualidad es cada vez más normalizado el uso del vocablo del readaptador físico-deportivo cómo una profesión y figura indispensable en una correcta recuperación tras una lesión deportiva.
Ya por 1986, el gran maestro Francisco Seirul-lo nos hablaba sobre la importancia del entrenamiento coadyuvante, pero hasta 1999 y tras el éxito de Carlos Lalín con el Real Club Deportivo de la Coruña, no cobró gran protagonismo la figura del Readaptador (persona responsable de dar el alta deportiva) y que se encarga del reentrenamiento al esfuerzo físico y reeducación del gesto deportivo.
Siempre se ha tratado la lesión desde un foco localizado, mirando simplemente la estructura lesional y en su caso aquella musculatura adyacente, pero hoy sabemos de la importancia del tejido conectivo y el modelo de tensegridad para un abordaje adecuado de una lesión deportiva siendo imprescindible el trabajo interdisciplinar para ampliar la vida deportiva del deportista (objetivo prioritario).
Cuando abordamos una lesión deportiva sea de cualquier índole, nos volvemos “locos” planteado fases y diseñando metodológicamente la secuenciación de las mismas y procesos de evaluación que nos marquen el cuándo y cómo pasar de unas a otras incluso la carga y volumen que vamos a meter por micro y macrociclos (aspecto que debemos de tener presente y plantear en nuestro método de trabajo), pero cuando nos vamos a la realidad del día a día observamos que las sensaciones del deportista son esenciales, que nunca hay un proceso readaptativo lineal si no que es oscilante y que la individualización tiene que estar presente en cada
sesión de entrenamiento.
A continuación exponemos dos cuadros que resumen las principales funciones de un RFID Y hacia dónde debe de ir enfocado el entrenamiento en nuestro proceso de recuperación (Conde Fernández, L. 2017).
A)
VARIEDAD INDIVIDUALIZACIÓN ESPECIFICIDAD PROGRESIÓN
B)
Lamberto Conde Fernández
Director del Área de Entrenamiento & Rendimiento (Grupo Dogesport)